jueves, 16 de abril de 2015

¿Cuál es el diagnóstico?

Caso 1: 
Paciente femenina de 27 años, casada y sin hijos quien fue llevada al hospital por su esposo porque estaba muy agitada y logorreica. Todo empezó cuatro días antes, cuando tras una discusión con su esposo, ella sale de casa enojada y se va a la iglesia donde permaneció rezando toda la noche. Cuando regresó a la mañana siguiente, su esposo estaba enojado con ella y le dijo que si quería pasar toda la noche en la iglesia podía irse a vivir allá. Entonces, ella se fue a la casa de su madre donde se perturbó más. Estaba muy agitada, no podía dormir, hablaba casi permanentemente y se negaba a comer. Rezaba fervientemente pero mezclaba palabras, sin darse cuenta. Su interminable conversación era especialmente sobre religión y la interrumpía sólo para cantar plegarias en las que acusaba a numerosas personas de pecar y les ordenaba rezar. La paciente se negó a ser tratada, por lo que su esposo la trajo al hospital por la fuerza. Al ingreso, la paciente estaba cuidadosamente vestida de hecho, estaba elegante. Se le notaba agitada, irritable y gritaba agresivamente. Hablaba demasiado y su conversación era difícil de seguir porque iba demasiado rápido, cambiando de un tema a otro. Se creía superior a los demás, su inteligencia era superior a la normal y se sentía más fuerte y saludable que nunca. Se distraía con facilidad, pero estaba totalmente orientada en tiempo, lugar y persona. No mostraba falla en la memoria u otras funciones cognitivas. El examen físico y neurológico, EEG y pruebas de laboratorio, incluyendo las de función tiroidea, eran normales.

Caso 2: 
Paciente masculino de 35 años, casado y con tres hijos, es traído al hospital porque después de caerse de una escalera sufrió una fractura a nivel femoral y tuvo que ser internado en la sala de traumatología. Al tercer día de hospitalización se lo notó nervioso y comenzó a temblar. Se le interrogó acerca de sus hábitos pero negó tener algún problema de consumo de sustancias. Dijo que sólo ocasionalmente tomaba una cerveza. A la noche, no podía dormir y las enfermeras se preocuparon porque hablaba incoherencia y estaba muy ansioso. Al interrogar a la esposa, ella menciona que desde hace tres años él toma grandes cantidades de cerveza. El año anterior, había faltado al trabajo varias veces y lo habían amenazado con despedirlo. Todos los días, comenzaba a beber cuando volvía del trabajo y no lo dejaba hasta no quedarse dormido. La tarde del accidente, se cayó de la escalera antes de comenzar a beber, entonces no había tomado nada antes de ser hospitalizado. Su esposa estaba avergonzada del problema de alcoholismo de su marido, por lo que no dijo nada cuando su esposo fue internado. Al examinarlo, su discurso era desordenado e incoherente. Pensaba que aún estaba en la fábrica y que tenía que terminar un trabajo. A veces reconocía algunos médicos y enfermeras que lo habían atendido los días anteriores, pero otras veces creía que eran compañeros de la fábrica. En varias ocasiones sacaba insectos que veía en su sábana. Estaba desorientado en tiempo y se asustaba al menor ruido que proviniera de afuera de su habitación. Transpiraba abundantemente y no podía sostener un vaso sin botar casi todo su contenido. Constantemente trataba de salir de la cama y no se daba cuenta de que su pierna derecha estaba enyesada.

Caso 3: 
Paciente femenina de 70 años, ama de casa y con dos hijos, es traída al servicio de urgencias por su esposo porque aunque ella siempre había sido una persona muy ordenada, últimamente comenzó a olvidarse de cosas elementales. Según su marido, los problemas de memoria se hicieron evidentes cuando la paciente se quejaba de no poder recordar algunos nombres. Su esposo notó que a veces era incapaz de acordarse de cosas que habían sucedido el día anterior, que tenía dificultad para calcular el dinero al ir de compras, y a menudo volvía sin las cosas que necesitaba. Siempre había sido una excelente cocinera pero ahora arruinaba la comida. Se olvidaba también de apagar la estufa o dejaba la llave de agua abierta. Durante el último año no había podido hacer las tareas del hogar sin ayuda de su marido. Consultó a su médico familiar varias veces y éste le recetó fármacos neurotrópicos, sin resultados aparentes. Su esposo la describió como una persona serena, sociable y jovial, pero en este último año se había vuelto retraída, apática e irritable. Al examinarla, la paciente se presenta algo desarreglada. Esta alerta, pero notablemente ansiosa y suspicaz. Desorientada en tiempo y espacio. Recordaba los nombres de sus hijos pero no sus edades o fechas de nacimiento. Tampoco podía recordar la suya ni sabía el nombre del presidente de su país. Su lenguaje era bien articulado pero lento y poco preciso. Tenía dificultad para encontrar las palabras para expresarse. No podía recordar tres objetos después de un intervalo de cinco minutos. Realizaba cálculos con mucha dificultad y no podía contar hacia atrás. Entendía los refranes sólo en forma literal. No se detectaron anomalías en el examen físico y neurológico. Su presión arterial era normal para su edad. Todos los análisis de laboratorio dieron negativos, pero una tomografía computada mostró una marcada atrofia cortical.




Respuestas:

Caso 1: Trastorno bipolar, episodio actual maníaco 

Caso 2: Síndrome de dependencia debido al consumo de alcohol

Caso 3: Demencia en la Enfermedad de Alzheimer







No hay comentarios.:

Publicar un comentario