domingo, 19 de abril de 2015

Fluoxetina: ¡No más tristeza!

Marcas Comerciales:
  • Prozac
  • Prozac semanal
  • Sarafem
Clase: 
Antidepresivo, inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS). Aunque se clasifica como un antidepresivo, no es únicamente un antidepresivo. 

Indicaciones: 
  • Trastorno depresivo mayor
  • Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
  • Trastorno disfórico premenstrual (TDPM)
  • Bulimia nerviosa
  • Trastorno de pánico
  • Depresión bipolar (en combinación con olanzapina)
  • Fobia social
  • Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
Mecanismo de acción: 
  • Bloquea bomba de recaptación de serotonina, por lo tanto aumenta serotonina. 
  • Desensibiliza los receptores de serotonina, especialmente los receptores de serotonina 1A
  • Antagonista de los receptores 5HT2C, que podrían aumentar la neurotransmisión de norepinefrina y la dopamina.
Farmacocinética:
  • Biodisponibilidad: 72% con pico a las 6-8 horas. 
  • Unión a proteínas: 94,5%
  • Metabolismo Hepático
  • Vida media: 2-3 días (agudo); 4-6 días (crónico); Metabolito activo norfluoxetina 2 semanas.
  • Excreción: Renal 80% e intestinal 15%
¿En cuánto tiempo empieza a funcionar?
Algunos pacientes pueden experimentar un aumento de energía después del inicio del tratamiento, pero por lo general, su acción terapéutica empieza después de 2-4 semanas. Si después de 6-8 semanas no funciona, puede requerir un aumento de la dosis o puede que no funcione en absoluto. 

Objetivo del tratamiento: 
Remisión completa de los síntomas actuales y prevención de futuras recaídas. El tratamiento reduce o incluso elimina los síntomas, pero si se detiene el medicamento pueden reaparecer, por lo tanto, una vez que los síntomas desaparecen, se debe continuar el tratamiento durante 1 año para el primer episodio de depresión. Para el segundo episodio, el tratamiento puede necesitar ser indefinido. Igual sucede con los trastornos de ansiedad y la bulimia, el tratamiento también puede necesitar ser indefinido. 

¿Si no funciona?
Muchos pacientes sólo tienen una respuesta parcial en la que se mejoran algunos síntomas pero otros persisten. Otros pacientes pueden ser resistentes al tratamiento y no mejoran ningún síntoma. Si no hay mejoría, considere la posibilidad de aumentar la dosis o cambiar a otro medicamento. También se debería considerar la psicoterapia y la evaluación para otro diagnóstico o para una condición comórbida como una enfermedad médica o abuso de sustancias. 

Efectos adversos:
  • Disfunción sexual: 
    • Hombres: Eyaculación retardada, disfunción eréctil, disminución del deseo sexual, anorgasmia
    • Mujeres: Disminución del deseo sexual, anorgasmia
  • Gastrointestinal: Disminución del apetito, náuseas, diarrea, estreñimiento, xerostomía. 
  • Sistema nervioso central: Insomnio, sedación, agitación, temblores, cefalea, mareos
  • Diaforesis
  • Formación de hematomas y sangrado (raro)
Dosis:
  • Rango usual de dosificación
    • 20 a 80 mg para los trastornos de ansiedad y depresión
    • 60 a 80 mg para la bulimia
  • Presentación
    • Las cápsulas de 10 mg, 20 mg, 40 mg
    • Tablet 10 mg
    • Líquidos 20 mg / 5 ml - 120 ml botellas
    • Semanal cápsula de 90 mg
  • Dosis inicial
    • Depresión y TOC: Dosis inicial: 20 mg/día en la mañana, esperar unas semanas para evaluar los efectos antes de aumentar la dosis; dosis máxima: 80 mg/día
    • Bulimia: Dosis inicial: 60 mg/día en la mañana. Algunos pacientes pueden comenzar a dosis más bajas y se valora a lo largo de varios días. 
Interacciones medicamentosas:
  • Tramadol aumenta el riesgo de convulsiones en pacientes tratados con un antidepresivo.
  • Puede aumentar los niveles de antidepresivos tricíclicos; se debe usar con precaución con los antidepresivos tricíclicos o cuando se cambia de un TCA a fluoxetina. 
  • Puede provocar un "síndrome de serotonina" fatal cuando se combina con inhibidores de la MAO, así que no se debe usar con inhibidores de la MAO. Para iniciar un inhibidor de la MAO debe esperar por lo menos 5 semanas después de suspender la fluoxetina. 
  • Puede desplazar drogas que se unan altamente a proteínas como la warfarina
  • Puede reducir el aclaramiento de diazepam o trazodona, lo que aumenta sus niveles.



viernes, 17 de abril de 2015

Conoce el Mini-Mental


El Mini-mental states examination o en español la mini prueba del estado mental, es una encuesta muy fácil de realizar que se usa como método de tamizaje para detectar deterioro cognitivo o demencia. Puede ayudar a dar una idea de la gravedad de los síntomas de una persona y evaluar la velocidad de progresión de la enfermedad. Sin embargo, aunque es una prueba muy útil y nos confirma un déficit cognitivo, no nos permite detallar el dominio alterado, ni conocer la causa del padecimiento, por lo que no se debe utilizar para reemplazar una evaluación clínica completa del estado mental.

¿Cómo realizarla?
Esta prueba toma únicamente entre 5 y 10 minutos en realizarla, y para ello se debe estar en un lugar adecuado, que sea cómodo y sin distractores. Se debe hacer de forma individual y sin limitar el tiempo que el sujeto tarda en responder. Adicionalmente, el examinador debe estar familiarizado con la prueba y conocer las reglas de la escala. Antes de comenzar se debe anotar el nombre completo del paciente, su edad, su escolaridad y preguntar si se tiene algún problema de memoria. En medio de la prueba se debe tener en cuenta que si el paciente corrige una respuesta, debe darse crédito a la respuesta correcta. 

La prueba
El cuestionario consta de 30 preguntas, cada una de las cuales gana un punto si se responde correctamente. Así, si cada respuesta es correcta, se podrá alcanzar una puntuación máxima de 30 puntos. En esta prueba se evalúa: Orientación en espacio y tiempo, Atención, concentración, memoria, abstracción, cálculo, lenguaje, percepción viso-espacial y capacidad para seguir instrucciones básicas. 

Formato
1. Orientación en tiempo (5 puntos): Se puede considerar correcta la fecha con diferencia de 2 días
2. Orientación en lugar (5 puntos)
3. Registro de 3 palabras (3 puntos) 
4. Atención y cálculo (5 puntos)
5. Evocación (3 puntos)
6. Nominación (2 puntos) 
7. Repetición (1 punto)
8. Comprensión (3 puntos)
9. Lectura (1 punto) 
10. Escritura (1 punto)
11. Dibujo: (1 punto) Se considera correcto si su respuesta tiene dos figuras de 5 lados y su cruce tiene 4 lados.


Interpretación
La puntuación determina la normalidad o el grado de deterioro que puede sufrir una persona. Al calificarse se puntúa cada respuesta de acuerdo al protocolo y se suma el puntaje obtenido por todas las respuestas. Si el paciente no puede responder una pregunta por una causa no atribuible a enfermedad relacionada con el estado mental, por ejemplo que no sepa leer, se debe eliminar y se obtendrá la relación proporcional al resultado máximo posible.
  • Entre 30 y 27: Sin Deterioro. 
  • Entre 26 y 25: Dudoso o Posible Deterioro. 
  • Entre 24 y 10: Demencia Leve a Moderada. 
  • Entre 9 y 6: Demencia Moderada a Severa. 
  • Menos de 6: Demencia Severa.
Consideraciones 
Esta prueba tiene algunas limitaciones debido a que sus respuestas deben ser verbales y escritas, lo que puede ser una restricción importante para pacientes ciegos, sordos o analfabetas. Por lo tanto, obtener una puntuación por debajo de 24 no siempre significa que una persona tiene demencia, ya que sus capacidades mentales podrían estar deterioradas por otra razón o que puede tener un problema físico que hace más difícil para ellos tomar la prueba. Esto significa entonces que una persona altamente educada con demencia leve puede marcar en el rango normal, mientras que una persona mal educada sin problemas en la cognición puede marcar en el rango de la demencia. 



jueves, 16 de abril de 2015

¿Cuál es el diagnóstico?

Caso 1: 
Paciente femenina de 27 años, casada y sin hijos quien fue llevada al hospital por su esposo porque estaba muy agitada y logorreica. Todo empezó cuatro días antes, cuando tras una discusión con su esposo, ella sale de casa enojada y se va a la iglesia donde permaneció rezando toda la noche. Cuando regresó a la mañana siguiente, su esposo estaba enojado con ella y le dijo que si quería pasar toda la noche en la iglesia podía irse a vivir allá. Entonces, ella se fue a la casa de su madre donde se perturbó más. Estaba muy agitada, no podía dormir, hablaba casi permanentemente y se negaba a comer. Rezaba fervientemente pero mezclaba palabras, sin darse cuenta. Su interminable conversación era especialmente sobre religión y la interrumpía sólo para cantar plegarias en las que acusaba a numerosas personas de pecar y les ordenaba rezar. La paciente se negó a ser tratada, por lo que su esposo la trajo al hospital por la fuerza. Al ingreso, la paciente estaba cuidadosamente vestida de hecho, estaba elegante. Se le notaba agitada, irritable y gritaba agresivamente. Hablaba demasiado y su conversación era difícil de seguir porque iba demasiado rápido, cambiando de un tema a otro. Se creía superior a los demás, su inteligencia era superior a la normal y se sentía más fuerte y saludable que nunca. Se distraía con facilidad, pero estaba totalmente orientada en tiempo, lugar y persona. No mostraba falla en la memoria u otras funciones cognitivas. El examen físico y neurológico, EEG y pruebas de laboratorio, incluyendo las de función tiroidea, eran normales.

Caso 2: 
Paciente masculino de 35 años, casado y con tres hijos, es traído al hospital porque después de caerse de una escalera sufrió una fractura a nivel femoral y tuvo que ser internado en la sala de traumatología. Al tercer día de hospitalización se lo notó nervioso y comenzó a temblar. Se le interrogó acerca de sus hábitos pero negó tener algún problema de consumo de sustancias. Dijo que sólo ocasionalmente tomaba una cerveza. A la noche, no podía dormir y las enfermeras se preocuparon porque hablaba incoherencia y estaba muy ansioso. Al interrogar a la esposa, ella menciona que desde hace tres años él toma grandes cantidades de cerveza. El año anterior, había faltado al trabajo varias veces y lo habían amenazado con despedirlo. Todos los días, comenzaba a beber cuando volvía del trabajo y no lo dejaba hasta no quedarse dormido. La tarde del accidente, se cayó de la escalera antes de comenzar a beber, entonces no había tomado nada antes de ser hospitalizado. Su esposa estaba avergonzada del problema de alcoholismo de su marido, por lo que no dijo nada cuando su esposo fue internado. Al examinarlo, su discurso era desordenado e incoherente. Pensaba que aún estaba en la fábrica y que tenía que terminar un trabajo. A veces reconocía algunos médicos y enfermeras que lo habían atendido los días anteriores, pero otras veces creía que eran compañeros de la fábrica. En varias ocasiones sacaba insectos que veía en su sábana. Estaba desorientado en tiempo y se asustaba al menor ruido que proviniera de afuera de su habitación. Transpiraba abundantemente y no podía sostener un vaso sin botar casi todo su contenido. Constantemente trataba de salir de la cama y no se daba cuenta de que su pierna derecha estaba enyesada.

Caso 3: 
Paciente femenina de 70 años, ama de casa y con dos hijos, es traída al servicio de urgencias por su esposo porque aunque ella siempre había sido una persona muy ordenada, últimamente comenzó a olvidarse de cosas elementales. Según su marido, los problemas de memoria se hicieron evidentes cuando la paciente se quejaba de no poder recordar algunos nombres. Su esposo notó que a veces era incapaz de acordarse de cosas que habían sucedido el día anterior, que tenía dificultad para calcular el dinero al ir de compras, y a menudo volvía sin las cosas que necesitaba. Siempre había sido una excelente cocinera pero ahora arruinaba la comida. Se olvidaba también de apagar la estufa o dejaba la llave de agua abierta. Durante el último año no había podido hacer las tareas del hogar sin ayuda de su marido. Consultó a su médico familiar varias veces y éste le recetó fármacos neurotrópicos, sin resultados aparentes. Su esposo la describió como una persona serena, sociable y jovial, pero en este último año se había vuelto retraída, apática e irritable. Al examinarla, la paciente se presenta algo desarreglada. Esta alerta, pero notablemente ansiosa y suspicaz. Desorientada en tiempo y espacio. Recordaba los nombres de sus hijos pero no sus edades o fechas de nacimiento. Tampoco podía recordar la suya ni sabía el nombre del presidente de su país. Su lenguaje era bien articulado pero lento y poco preciso. Tenía dificultad para encontrar las palabras para expresarse. No podía recordar tres objetos después de un intervalo de cinco minutos. Realizaba cálculos con mucha dificultad y no podía contar hacia atrás. Entendía los refranes sólo en forma literal. No se detectaron anomalías en el examen físico y neurológico. Su presión arterial era normal para su edad. Todos los análisis de laboratorio dieron negativos, pero una tomografía computada mostró una marcada atrofia cortical.




Respuestas:

Caso 1: Trastorno bipolar, episodio actual maníaco 

Caso 2: Síndrome de dependencia debido al consumo de alcohol

Caso 3: Demencia en la Enfermedad de Alzheimer







domingo, 12 de abril de 2015

¡Aprendamos sobre las apraxias!

Una apraxia es un trastorno neurológico que se caracteriza por una dificultad o imposibilidad para desarrollar acciones voluntarias, previamente aprendidas y que a pesar de tener todas las capacidades físicas como un buen tono muscular, coordinación y el deseo de realizarlos, no se logra llevar a cabo. Es decir, el paciente sabe lo que quiere hacer, pero carece del control de acción. Algo también característico es que las personas con apraxia pueden llegar a realizar una acción de manera espontánea, pero se les dificulta mucho cuando se les pide hacerlo.

Las causas de la apraxia son muchas, pero en general es causada por daño cerebral, ya sea por un tumor cerebral, una enfermedad neurodegenerativa, ACV o una lesión cerebral traumática, entre otras. 

Tipos de apraxia y cómo evaluarlas


Como vemos, hay muchos tipos de apraxia, en esta entrada vamos a hablar de las más importantes y las más comunes como son:

Apraxia ideacional: Es una alteración en la utilización de objetos reales o de secuencias complejas, por lo tanto, hay incapacidad para entender cómo se usan los objetos. Un ejemplo de esto, es hacer un sandwich o tomar una ducha. La apraxia ideacional se puede evaluar de la siguiente manera: 


Apraxia Ideomotora: Es la incapacidad de llevar a cabo una acción en respuesta a una orden verbal. Por ejemplo, la incapacidad de realizar gestos simbólicos como la señal de la cruz. 

Apraxia constructiva: Es la incapacidad de traspasar de manera adecuada la información visual a la acción, por lo tanto es consecuencia de una desconexión entre los procesos visuales y los cinéticos. En esta apraxia se evidencia una dificultad para dibujar figuras o construir formas, como se ve en la imagen de abajo. 

Apraxia Bucofacial: Es la incapacidad para ejecutar voluntariamente movimientos bucofaciales con los músculos de la laringe, la faringe, lengua, labios y mejillas. Los pacientes mastican, tragan, apagan un fósforo de forma espontánea, pero ante la orden verbal no pueden, por ejemplo, soplar, sacar la lengua o mostrar los dientes. Se ha visto que con frecuencia se asocia a la apraxia ideomotora. Para evaluarla, se realiza lo siguiente: 

Apraxia del vestir: Es un trastorno asociado a la habilidad de vestir y se expresa por dificultad para vestirse, disponer, manipular o colocarse las prendas. En los casos menos severos, se evidencia por la dificultad para atar los cordones o la corbata. 

A modo de conclusión, es útil conocer este tipo de afección, ya que es necesario reconocerlas y saber evaluarlas para cuando se nos presenten en un servicio de urgencias, para asi evaluar la gravedad de las diferentes situaciones y poder actuar de manera más consciente e integral. 











miércoles, 8 de abril de 2015

Complejo de adonis


Actualmente, la imagen es uno de los "valores" más apreciados en nuestra sociedad. Vivimos en una época en la que se concede una importancia trascendental al culto al cuerpo, las apariencias, la belleza y la moda. La mayoría de las veces juzgamos a las personas por lo que aparentan, no por lo que son, ni por cómo piensan, ni por cómo actúan. Nos quedamos en lo superficial, sin indagar y conocer lo más profundo de las personas. Una de las principales preocupaciones en nuestra sociedad es el culto al cuerpo y la salud, que generan un caldo de cultivo perfecto para nuevas alteraciones como la vigorexia.

La vigorexia, distrofia muscular, anorexia nerviosa inversa o complejo de adonis, es un trastorno caracterizado por la preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal. Aunque no está reconocida como enfermedad por la comunidad médica internacional, es bueno conocerla y saber que existe para poderla reconocer y diagnosticar. 

En cuanto a los datos demográficos, no se dispone de estudios epidemiológicos; por lo tanto, los datos que hay sólo son estimaciones. Se ha considerado que podría afectar entre el 1 y el 10% de los usuarios habituales de gimnasios. Se cree que es un trastorno típicamente masculino, que afecta al 80% de los hombres y al 20% de las mujeres que lo padecen y en cuanto a la edad, la mayoría de los afectados se sitúa entre los 18-35 años. Teniendo en cuenta que los vigoréxicos hacen todo lo posible para aumentar masa muscular y que para ello toman complejos proteicos, suplementos y hormonas esteroides; se sospecha que no es compatible con niveles socieconomicos bajos, sino con estratos medio-alto.

Este trastorno se manifiesta por tener una preocupación constante por ser débil y poco musculoso, llegando a obsesionarse por su estado físico hasta niveles patológicos. Sienten la necesidad obsesiva de realizar ejercicio físico para mejorar su aspecto corporal. Son incapaces de ver con objetividad el propio cuerpo, aun teniendo un cuerpo grande y musculoso. Pueden sufrir trastornos de ansiedad o depresión por sus sentimientos negativos hacia su cuerpo. Evitan sitios públicos donde se vea el cuerpo y se afecta su vida social, familiar y sentimental por el cuidado del cuerpo, el entrenamiento y/o dieta. A veces consumen sustancias peligrosas para el desarrollo muscular como esteroides anabolizantes o suplementos alimenticios.

Ya entendemos un poco de que se trata la vigorexia, pero ¿qué tipo de trastorno es?

¿Es un Trastorno de la conducta alimentaria (TCA)? Hay casos de vigorexia en los que la alimentación es extrema en cantidad y reducida en variedad, por ejemplo, dietas basadas en consumo de proteínas y nada de grasa, pero no ha sido comprobado que todos los sujetos con vigorexia tengan una conducta alimentaria patológica. 

¿Es un trastorno somatomorfo? Dentro de los trastornos somatomorfos, está el trastorno dismorfico corporal (TDC) que consiste en una preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico. La vigorexia ha sido propuesta como TDC, pues los sujetos manifiestan como síntoma central y crucial, ver su cuerpo como pequeño y débil, cuando realmente no lo es. 

¿Es un trastorno obsesivo? En la vigorexia, se observa que los sujetos muestran conductas obsesivas y compulsivas. Les invaden los pensamientos obsesivos y recurrentes sobre su imagen, su escasa musculatura y sobre qué deberían hacer para mejorarla, y se lanzan de forma compulsiva a realizar ejercicio físico para compensar ese “defecto” de su cuerpo. Todo esto puede hacer pensar que estamos ante un TOC. 

En conclusión, mientras no se considere la vigorexia como un trastorno como entidad propia y sea reconocido por la comunidad científica internacional, los sujetos que muestren esta sintomatología podrían ser clasificados en uno de los tres trastornos, en función de cuál sea el núcleo central de su trastorno. 











domingo, 5 de abril de 2015

Síndrome post-aborto

En el Siglo XXI y en un país donde el aborto está legalizado únicamente en tres circunstancias: cuando existe peligro para la salud de la madre, cuando existe grave malformación del feto que haga inviable su vida y en caso de violación o fecundación no consentida; la mayoría de los embarazos no cumplen con estas tres “reglas” para llevar a cabo un aborto, y teniendo en cuenta que muchos no son deseados, nos encontramos con la triste realidad de que esto no es un impedimento para buscar una manera de abortar, sin importar que sea ilegal. En esta publicación busco dar a conocer si posterior a un aborto, una mujer está o no está en riesgo de desarrollar problemas psicológicos. 

No es un secreto que para la mayoría de las mujeres, decidir tener un aborto es difícil, pero, ¿Realmente existen efectos psicológicos tras un aborto? El Royal College of Psychiatrists afirma que la relación entre aborto y los efectos sobre la salud mental no está del todo resuelta, por lo que existen algunos estudios que no encuentran consecuencias negativas, y otros que sí.

Por ejemplo, La federación nacional de aborto estadounidense sostiene que, científicamente, no existe evidencia de un estrés posaborto a largo plazo, ni de depresión, ni ansiedad, ni de ninguna otra enfermedad psicológica; concluyendo que el mayor estrés es previo al proceso e incluso indicando que la gran mayoría de las mujeres afirman experimentar una posterior sensación de alivio. Por el contrario, The British Journal of Psychiatry en 2008 publicó un estudio llamado “Abortion and mental health disorders: evidence from a 30-year longitudinal study” del cual hablaremos a continuación y que concluye que el aborto aumenta la probabilidad de sufrir trastornos psiquiátricos. 

En la introducción de este artículo mencionan que a lo largo de los últimos años se han publicado varios estudios que buscan una asociación estadísticamente significativa entre el aborto inducido y los resultados psicológicos adversos. Los autores de los estudios más recientes concluyen que el aborto no representa serios riesgos de problemas de salud mental; sin embargo, estas investigaciones han sido cuestionadas por problemas de diseño y se cree que estos estudios, desafortunadamente, han tenido una tendencia a coincidir con la ideología y los puntos de vista de los autores que creen en la conveniencia del aborto. Entonces, este artículo quería aclarar estas controversias y tener una evidencia más sólida sobre las consecuencias del aborto. 

Claramente, el objetivo es examinar la asociación entre el aborto y los resultados de salud mental. En el método, se recogieron datos sobre el embarazo y la historia de la salud mental de una cohorte de aproximadamente 500 mujeres estudiadas a los 30 años. Los resultados mostraron que la exposición al aborto inducido fue asociada con un aumento de las tasas de trastornos mentales; estas tendencias se reflejan en el hecho de que las personas expuestas al aborto entre las edades de 15 a 30 años, tenían tasas generales de problemas de salud mental que eran de 1,54 veces mayor que los no expuestos al aborto (P <0,001). Sin embargo, la exposición a la pérdida del embarazo (no inducido) también se asoció con aumentos en los riesgos de problemas de salud mental; estas tendencias se reflejan en el hecho de que, los que tenían la pérdida del embarazo tenían tasas de trastorno mental que fueron 1,49 veces mayor que los que no lo habían hecho (P <0,001). Finalmente concluyeron que la evidencia es consistente con la opinión de que el aborto puede estar asociado con un aumento en el riesgo de los trastornos mentales. Si desean conocer con más detalle el artículo, pueden visitar el siguiente link: http://bjp.rcpsych.org/content/bjprcpsych/193/6/444.full.pdf

Entonces, ¿Qué es el síndrome post-aborto?

Algunos proponen que los efectos psicológicamente adversos del aborto deben ser referidos como una condición especial llamada síndrome post-aborto. Sin embargo, la existencia de este síndrome no ha sido reconocida por ninguna organización médica o psicológica, de hecho, no es reconocido por el DSM V. Lo que mencionan, es que es muy similar y tiene casi todas las características del Trastorno por estrés postraumático, por lo tanto, este síndrome se puede catalogar dentro de esta categoría que por supuesto si se encuentra dentro del DSM V.

lunes, 30 de marzo de 2015

¡Urgente: Trastorno Depresivo en Cali!

Como no hablar de este trastorno mental, que aunque no lo crean, es muy común en nuestro medio y en nuestro país. Siempre pensamos que son situaciones que no nos pasaran a nosotros, pero la realidad es que todos podemos estar en riesgo de sufrir cualquier trastorno mental, incluyendo la depresión. Los médicos generales son el primer filtro para reconocer y diagnosticar estos casos; por lo tanto, hay que formar buenos médicos para disminuir o eliminar el subregistro de casos que existe actualmente. Para evitar esta situación, necesitamos de un método de tamizaje que consista en una escala breve, autoaplicable, válida, confiable y de bajo costo; y una vez reconocida la enfermedad, empezar a tratarla. Sin embargo, para concientizar no sólo a los médicos, sino a todas las personas de la gran incidencia y prevalencia de la depresión, revisaremos el artículo “Prevalencia de trastornos mentales en una población que demanda servicios de salud en una IPS de baja complejidad y su asociación con la ideación suicida y la discapacidad percibida”. Es un articulo realizado en una institución prestadora de servicios de salud de baja complejidad en la ciudad de Cali y que busca conocer cuáles son los trastornos mentales más frecuentes y el impacto en la percepción de discapacidad e ideación suicida, con el propósito de priorizar y desarrollar inter­venciones efectivas que respondan tanto a los problemas más frecuentes como a los de mayor impacto en la carga de la enfermedad.


Se decidió realizar este artículo, por la alta prevalencia de las enfermedades mentales, ya que en Colombia 4 de cada 10 personas ha presentado algún trastorno mental. Además, porque se ha visto que en los servicios de baja complejidad los problemas más frecuentes son el trastorno depresivo, el de ansiedad, el trastorno de somatización, las fobias, trastorno de pánico y el alcoholismo, y en Colombia todavía no hay un estudio que documente esta información. Adicionalmente, se ha visto que existen algunos factores de riesgo para la aparición de estos trastornos como el sexo femenino, vivir solo, ser desempleado, tener entre 20-40 años y tener bajos ingresos. La discapacidad asociada a trastornos mentales, se entiende como una disminución de las capacida­des intelectuales, académicas y laborales, dificultad en la toma de decisiones, en la comunica­ción, en las relaciones interpersonales, falta de control de impulsos y alteraciones psicomotoras.

En cuanto a la metodología, se realizó un estudio transversal mediante una encuesta aplicada a to­dos los pacientes mayores de 15 años atendidos entre Enero y Diciembre de 2007, y diagnosticados por pri­mera vez con algún trastorno mental. Participaron 254 pacientes a los que se les aplicó el instrumento prime-md, este instrumento tiene una sensibilidad del 75% y especificidad del 90%. Se excluyeron de este estudio los pacientes con los siguientes diagnósticos: enfermedad mental severa, trastorno severo de la perso­nalidad y trastorno por abuso de sustancias psicoactivas.

Dentro de los resultados, encontraron que la mayoría (77,5%) de los pacientes eran del sexo femenino y que la mitad de los pacientes tenían menos de 38 años. El trastorno mental de mayor prevalencia fue el síndrome depresivo presentándose en 66.8% de los pacientes. Dentro de este síndrome, el trastorno depresivo mayor (TDM) se presentó en más de 1/3 de los casos. El trastorno de ansiedad (sin incluir trastorno de pánico) estuvo presente casi en la mitad de los casos y se diagnosticó posible trastorno de somatización (TS) en casi 2/3 de los pacientes.

La figura 1 (abajo) muestra que en la medida que aumenta la edad, se incre­menta la severidad de la depresión, esto se evi­dencia con la mayor prevalencia del TDM en adultos ma­yores, mientras otros trastornos depresivos (OTD) disminuyeron con la edad, siendo éste el trastorno más prevalente entre los adolescentes. Por otra parte, el trastorno de ansiedad y el TS no mostraron diferencias estadísticamente significativas relacionadas con el ciclo vital. 


Casi la mitad de los pacientes habían tenido ideas suicidas alguna vez en la vida y 3 de cada 4 refirieron algún tipo de discapacidad, de los cuales 13,0% consideró dicha discapacidad como muy severa, 33,9% como mo­derada, 28,1% como leve y solo 25.0% no reportó esta percepción. 

En conclusión, la depresión y la ansiedad son los trastornos más frecuentes y tienen una alta asociación con la ideación suicida y la discapacidad y es por esto necesario realizar tamizaciones en la atención del adulto en servicios de baja complejidad.

Si quieres leer el artículo completo puedes ingresar al siguiente link: http://www.redalyc.org/pdf/120/12023918003.pdf